Todos hemos sentido estrés alguna vez, y para muchos, es un estado constante en su vida. Sin embargo, no todos lo vivimos de la misma manera o en el mismo nivel. No a todos nos genera la misma incomodidad.
El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante factores que el cerebro percibe como amenaza. Es una señal mente-cuerpo que hace que te prepares para enfrentar esta amenaza, generando “hormonas del estrés”. Estas hormonas, provocan que tu corazón lata más fuerte, que se dilaten tus pupilas y que tus músculos se preparen para ser utilizados.
En principio, este estado de alerta no es algo negativo, al contrario; sin él, es probable que no estuviéramos vivos ya que no tendríamos lo necesario para defendernos. El problema es que actualmente vivimos en un mundo acelerado en donde las razones para estresarnos son muchas más que las que tenía una persona de las cavernas. En esos tiempos, una persona podía sentir la adrenalina al salir a cazar, pero en cuanto este evento terminaba, su cuerpo podía regresar a un estado de tranquilidad.
Actualmente, lo que percibimos como amenaza puede ser el no tener suficiente dinero para pagar la renta, una pelea con la pareja, una llamada de atención en el trabajo, etc. Lo cual nos causa un estrés emocional. Sin embargo tu cuerpo responde de la misma manera al estrés emocional que a una amenaza física, lo que provoca que se produzcan las hormonas del estrés. Cuando estas hormonas se liberan, es difiícil eliminarlas de nuestro sistema ya que no estamos utilizando nuestro cuerpo para lo que se preparó. Por ejemplo, en una situación emocional, no utilizas los músculos para huir o para pelear, y es ahí cuando puede provocar síntomas como dolor de cabeza, contracturas musculares, insomnio, ansiedad etc.
¿Qué tipos de estrés hay?
Estrés agudo: Este tipo de estrés se genera a corto plazo. Dura unos instantes o un corto periodo de tiempo y por esta razón no provoca daños importantes. Este tipo de estrés se puede generar en un accidente, una situación de adrenalina, un examen, etc. En ocasiones puede llegar a sentirse como emocionante y placentero.
Estrés crónico: El estrés crónico surge cuando una persona vive en este estado e incluso se acostumbra a él ya que no logra ver una salida a una situación de vida. Es el estrés de las exigencias y presiones implacables durante períodos aparentemente interminables; esto puede ser un trabajo o una relación que genera insatisfacción, una familia donde existe violencia o un trauma no trabajado.
Eustrés: Este tipo de estrés también es conocido como el estrés positivo. Con este tipo de estrés la persona se siente motivada, inspirada y creativa al afrontar un reto. Las hormonas del estrés también se generan pero se canalizan de una forma sana, utilizándolas como un impulso para encontrar soluciones y generando sensación de bienestar.
¡Utilizalo a tu favor!
Nuestro cuerpo y cerebro son muy sabios; cuando nosotros percibimos el estrés como algo negativo, nuestro cuerpo así lo va a tomar y probablemente genere más estrés y se convierta en algo crónico, pudiendo llegar a estados de burnout, depresión y/o ansiedad. Sin embargo, si percibimos el estrés como algo positivo y lo utilizamos a nuestro favor para resolver la situación, nuestro cuerpo así lo tomará y nos dará la fuerza, energía y creatividad para salir adelante.
Técnicas que podemos utilizar para manejar el estrés de una mejor manera
- Hábitos saludables: Comer bien, descansar suficientes horas y hacer ejercicio son maneras de mantener tu mente y cuerpo en condición optima para manejar las situaciones del día a día. Recuerda que nuestro organismo funciona a través de diferentes hormonas y químicos que si se encuentran en desbalance pueden afectar nuestro estado de ánimo, reactividad, etc.
- Respiración y meditación: Hay diferentes técnicas de meditación y respiración que nos pueden ayudar a calmar la mente, bajar los niveles de estrés e incluso ayudarnos a dormir mejor. Cuando tu cuerpo percibe una respiración larga y lenta, automáticamente le da la señal a tu cuerpo de que todo está bien, disminuyendo tus latidos, calmando la mente y ayudando a que el cuerpo en general funcione mejor.
- Planificación: Hacer un plan diario te ayudará a ordenar tu mente y bajar el estrés. En tu calendario incluye todos tus pendientes y asigna un tiempo para cada uno. No olvides priorizar e incluir actividades recreativas y de descanso.
- Actividad recreativa: Encuentra una actividad que disfrutes, puede ser algún deporte, arte, manualidad, etc. Busca eso que te ayude a desconectarte y a disfrutar un tiempo contigo.
- Descansa: Los momentos de descanso son indispensables para ayudar al cuerpo a regenerarse y cargar energía. Estos incluyen momentos en el día a día y periodos más largos como vacaciones o fines de semana. Intenta que estos espacios realmente sean para descansar y desconectarte.
- Pide ayuda: ¡No estás solo! Cuando sientas que algo se sale de tus manos, siempre puedes pedir ayuda. Ya sea un problema para el cual no estás encontrando una solución o si sientes que ya no estás sabiendo manejar el estrés. Acércate a quien te de confianza o a un profesional.
Recuerda, el estrés no tiene que ser necesariamente malo. Aprender a manejarlo y canalizarlo te puede ayudar a lograr tus metas, tomar mejores decisiones y tener una mejor calidad de vida.