Todos tenemos conductas y pensamientos limitantes que son resultado de patrones que formamos desde la infancia. Cuando somos niños, todo lo que vivimos, lo que nuestros papás hacen o dicen y lo que percibimos se queda grabado en nuestro cerebro formando así nuestra realidad. Por ejemplo; si tuvimos un papá muy exigente en cuanto al desempeño escolar y que nos decía “No acepto menos de un 10” es muy pobable que hayamos recibido el mensaje de que con menos de 10 de calificación “no eramos suficientes”.
Estos mensajes los arrastramos hasta la vida adulta y hace que busquemos siempre la perfección porque de lo contrario, no somos suficientes. Sin embargo esto tiene dos lados: uno, en dónde me esfuerzo y me exijo para alcanzar mis metas, lo cual probablemente me haga tener éxito en mis resultados (y por lo tanto repita más de esa conducta). Y otro en el que hay una insatisfacción constante; sabemos que la perfección es inalcanzable y por lo tanto, cargaré con el costo emocional de sentrime frustrado cada vez que no sea perfecto, sin entender que esto es un patrón y un pensamiento limitante que vengo cargando desde la infancia y que hoy en día puedo recablear y modificar.
Como éste, hay mil ejemplos y razones por las cuales formamos conductas y pensamientos limitantes. Nuestros patrones pueden ayudarnos en nuestra vida adulta o bien, pueden obstaculizar nuestros logros y por ende, nuestro crecimiento personal. Cuando presentamos un patrón de sentir que no somos suficientes, lo vamos a ligar a cualquier situación que nos muestre que no logramos la expectativa y automáticamente nuestro cerebro va a reforzar la creencia.
Por ejemplo, si en el trabajo me evalúan y me dan una retroalimentación en dónde yo interpreto que no fui lo suficientemente capaz, responsable, eficiente, etc, esto automáticamente me va a hacer reaccionar y me voy a sentir molesto, frustrado o triste porque mi cerebro lo va a relacionar con lo que mi papá me decía en la infiancia. Sin embargo tenemos que cuestionarlo y llevarlo al cerebro racional: ¿es esto cierto? ¿qué datos tengo de que sí soy capaz, responsable, eficiente? Y es ahí en donde podemos hacer el cambio.
Empezar a hacernos conscientes de nuestros pensamientos, creencias o conductas limitantes puede aumentar nuestra productividad y nuestra autoestima, mejorando así nuestro rendimiento, nuestras relaciones y nuestros resultados.
¿Cómo afectan mis conductas y pensamientos limitantes en mi trabajo?
La realidad es que tener estos límites afecta nuestra vida en general y lo que logremos en ellas. Una persona puede ser inteligente y capaz, pero sentir que no es suficiente por lo que en lugar de aplicar al trabajo más retador y que lo puede llevar más lejos, aplica al trabajo dentro de su zona de confort por miedo a no ser capaz de ejecutar el otro. Y esto aplica en cuestiones mucho menores, como puede ser las tareas que sueles procrastinar, el buscar una promoción, el aprender una nueva herramienta o habilidad, etc.
¿Cómo identifico y cambio estos hábitos limitantes?
Primero que nada, es importante que sepas que cambiar estos patrones no es tarea fácil y no sucede de un día para otro, así que sé paciente contigo. Sin embargo, hay ciertos tips que te podemos dar para empezar a identificarlos y cambiarlos.
- Pon atención a tus reacciones. Estas hablan mucho de lo que tu cerebro considera una amenaza. Cuando algo te hace sentir incomodo, triste, enojado, frustrado, de mal humor, a la defensiva, etc.. es porque hay una amenaza detrás. Pregúntate, ¿cuál es esta amenaza? ¿Esta situación hace que sienta que no soy suficientemente importante, valorado, capaz, inteligente, atractivo, etc?
- Una vez identificado lo que esta reacción me está queriendo decir, es importante que te preguntes si esta amenaza es real. Es decir, ¿el hecho de que haya obtenido un 7 en mi evaluación realmente quiere decir que no soy suficiente? ¿He obtenido una mejor calificación anteriormente? ¿Pesa más lo que he hecho bien o lo que puedo mejorar?
- Intenta ver el panorama completo y no te enfoques solo en tu perspectiva de la situación. Si hay otra persona involucrada, piensa en lo cómo puede estar ella percibiendo la situación desde su experiencia. Lo más probable es que su versión sea muy diferente a la tuya.
- Al ser nuestros patrones algo que formamos desde nuestra infancia, no son fáciles de eliminar. La repetición será tu mejor aliado para empezar a hacerlos más débiles. Cada vez que identifiques un pensamiento o creencia limitante, detente y observa qué datos tienes de que esto sea real.
- Actúa a pesar de la incomodidad. Siempre va a haber situaciones en donde sintamos miedo o no nos sintamos cómodos, sin embargo, es importante que pongas atención y no tomes tus decisiones en base a un miedo, más bien pregúntate qué te hará crecer más.
- No seas tan duro contigo. Puede ser que, aún siendo consciente, haya ocasiones en las que sigas actuando de acuerdo con tus creencias limitantes. ¡El simple hecho de ser consciente ya es un gran paso! Poco a poco irás viendo el cambio.
Así que ya sabes, empieza a poner atención a lo que haces, piensas y crees, obsérvalo y cuestiónalo. Solo así podrás empezar a hacer consciente eso que te está frenando de llegar a tu máximo potencial.
Si quieres saber más al respecto o necesitas ayuda para empezar a identificar estos patrones, no dudes en contactarnos.